En muchísimas culturas del mundo, desde
hace siglos, se han podido observar las presencias de personajes muy sabios,
benefactores y que daban grandes enseñanzas a sus pueblos sobre los misterios
de la vida y de la muerte. Sargón, Moisés, Perseo, Rama, Krishna, Apolo, Zeus,
Hércules, Cristo y Mitra son apenas unos ejemplos de estos seres luminosos.
En las culturas de Mesoamérica la presencia
de un “Héroe Solar” no fue la excepción. El Dios Quetzalcóatl o Kukulcán tuvo
en el Panteón Prehispánico una gran importancia.
Quetzalcóatl, nombre que significa “serpiente emplumada”, simbolizaba para los mexicas, los olmecas,
los teotihuacanos, los toltecas y los mayas la vida, la luz, la sabiduría, la
fertilidad, el conocimiento y sobre todo LA DUALIDAD, es decir, los principios femenino y masculino contenidos en un
solo ser.
Otra característica especial de Quetzalcóatl
era su aparición en determinados ciclos, creyéndose incluso que los Solsticios
eran fechas relacionadas directamente con su deidad. Él desaparecía cada cierto
tiempo para reaparecer después, cargado de fertilidad, de buenas cosechas, de esperanzas
de conocimientos útiles a los hombres. De acuerdo con la mitología, el lugar
donde desaparecía físicamente y se convertía en una resplandeciente estrella,
era precisamente en las playas de nuestro Oriente: COATZACOALCOS, palabra de origen náhuatl que significa “el lugar donde se pierde la serpiente”.
Éste es precisamente el motivo por el cual
elegimos su nombre como distintivo de nuestra Logia. Coatzacoalcos es una señal
específica en el recorrido del Dios Quetzalcóatl y es, al mismo tiempo, el
Occidente donde se pierde el Sol y el Oriente de donde emerge con toda su
fuerza. Coatzacoalcos representa para nosotros el final y el inicio de todo
ciclo, nos simboliza que a todas las noches sigue el día y que para la
Humanidad, aunque se encuentre sufriendo por los dolores de la ignorancia, del
fanatismo o de la guerra, siempre habrá oportunidad de que vuelva la Luz, de
que triunfe la Justicia Social y de que el amor y la paz reinen entre todos las
mujeres y todos los hombres.
De manera alegórica, nuestra Logia ha llegado a su propio
Coatzacoalcos. Con nuestro ingreso al Derecho Humano, se marca el comienzo de
una época muy importante y muy soñada para nuestros Obreros. Hoy, como
Quetzalcóatl, nuestra Logia también comienza su viaje, cargada de muchos
sueños, de muchas ganas de aprender y de colaborar.
Coatzacoalcos es el símbolo del final de un camino y del
comienzo de otro. Así, los miembros de nuestra Logia queremos caminar junto a todas nuestras
Hermanas y Hermanos del Derecho Humano. Estamos ansiosos de descubrir la forma
de cómo nuestro esfuerzo puede ser como la levadura que inspire nobles y buenos
actos y, también, cómo nuestras piedras pueden ayudar a levantar y sostener el
Edificio de la Humanidad.
Muchas gracias a nuestra Gran Maestre y a
todos nuestros Ilustres Hermanos del Supremo Consejo, por haber aceptado
nuestra petición de ingreso al Derecho Humano. Tengan ustedes la confianza de
que nuestra Logia será un refugio para la Libertad, para la Igualdad y para la
Fraternidad entre los hombres. También, será un faro brillante donde sus
miembros puedan llevar a la sociedad la Luz que en él hayan recibido.
Un poeta argentino, Atahualpa Yupanqui, escribió
hace muchos años una bella canción, de la que quiero traer a éste momento de
felicidad para nuestra Logia, un verso muy hermoso:
“Yo tengo tantos Hermanos, que no los puedo contar…
Y una novia muy hermosa que se llama LIBERTAD…”
He dicho.
LIBERTAD SARRACINO LÓPEZ
Oradora y fundadora de la Logia,
en el día de nuestro Encendido de Luces.